Siempre he sentido gran atracción por la arquitectura popular y en especial por la lebaniega. Aquí adquieren gran protagonismo los espacios de transición como corrales, pajares, socarreras, soportales etc., protegidos por grandes faldones de cubierta y otros elementos como sietos, hornos, corredores, con la omnipresencia de la piedra, la madera y la teja. Aquí tuve la ocasión de trabajar con otros artesanos lo que me permitió iniciarme  en el manejo de herramientas como la azuela, el hacha y la motosierra. Trataba de acercarme de forma consciente a los hombres que la construyeron, conocer sus esfuerzos, sus habilidades…Y para eso disponía de una gran casa medieval semiderruida compuesta por cuadras y pajares.

En consecuencia inicié un camino con los solos condicionantes que me imponían mi intuición y mi sensibilidad, ajenos a modas y prejuicios al uso. Y aquí se muestra el resultado de lo que fue mi casa y mi gozo durante diez años